Este es el panorama que por estos días se observa en el mercado de Barranquilla (Fotografías de Óscar Berrocal).
Descalzo, con los pies metidos en aguas negras y rodeado de desechos, Alberto Navarro dice que los 30 años que lleva vendiendo queso en la plaza de El Boliche lo han hecho acostumbrarse a ver cómo con cada invierno las condiciones sanitarias de este sector del mercado empeoran.
Este vendedor, que no siente asco al caminar sin zapatos en medio de la pestilencia, dice que las lluvias de este año han sido las que más pérdidas le han dejado. “Mire cómo está esto. Desde que comenzó a llover hace dos meses las ventas han bajado porque la gente no quiere venir con las calles así”.
Con el aguacero del domingo pasado, la emergencia sanitaria en El Boliche y las afueras del Mercado de Granos se agudizó: improvisados puentes de madera le facilitan el tránsito a quienes caminan por aquí.