jueves, 11 de noviembre de 2010

Caseteros del Atlántico esperan remontar su situación económica este puente

Foto de Óscar Berrocal.
Quienes viven del mar, en este Departamento, han pasado los últimos dos meses bajo nubes negras.

Cuando la lluvia aparece, dicen que pasan hambre porque los bañistas, su fuente de ingreso, se alejan del mar. El ciclo se repite todos los años, pero los caseteros de Puerto Colombia califican estos meses de invierno como los más tristes que recuerden.

En las inmediaciones del histórico muelle, los estragos del invierno no lucen tan desoladores como sí en Salgar y Pradomar. En estas dos playas los hombres y mujeres que viven del mar vieron como éste, literalmente, se tragaba sus cabañas. El domingo anterior, por ejemplo, el agua tumbó 15 cabañas en Salgar, asegura uno de los damnificados.

Patricia Carpintero trabaja desde hace 20 años en el costado derecho del muelle. Ella es una de los 10 caseteros que en esta zona prepara comida y alquila cabañas para atender a quienes llegan allí, descrestados más por la construcción incrustada en el mar que por un chapuzón.

Para Patricia, las nubes negras que la han acompañado en los últimos dos meses aún no desaparecen. “Vamos a ver cómo nos va este fin de semana. Confiemos en que no haya más lluvia”.

La mujer es dueña de 10 cabañas, que han estado vacías la mayoría de los domingos de septiembre y octubre. El domingo anterior no dejó de llover. “Eso daba dolor ver a la gente botando comida porque nada de lo que se preparó se vendió”, cuenta Ever Martínez, quien le vende a Patricia los pescados que ella prepara para los bañistas.

En los días buenos, esos bien soleados y calientes, Patricia vende hasta 80 mojarras. En temporada baja, y aún rentable, 50. Pero en los últimos dos meses no ha superado las 20 en un mismo domingo. “El que llegue (casetero) a 30 estos días debe darse por bien servido. Es un rey”, continúa Ever.

También cruza dedos para que la situación mejore este puente, Never Avendaño, en Salgar. “Llevamos seis domingos en línea malos”, dice.

Aunque desde este sábado las fiestas del 11 de noviembre alcanzarán su punto más efervescente, los caseteros confían en que quienes no viajen a La Heroica terminarán llegando a las playas si sale el sol.

Sedimentos del Magdalena,
basuras para el mar

Con las lluvias, los sedimentos que desembocan en las playas locales, procedentes del río Magdalena, se hacen más notorios.  El muelle y Pradomar estaban el jueves llenos de ramas, troncos y plásticos.

La casetera Patricia Carpintero dice que estos meses la ‘palizada’ ha sido grande. “El mar no se queda con nada. Arroja todo lo que no le conviene”, afirma la mujer.

Patricia asegura que cada casetero suele limpiar su pedazo y encargarse de botar los desechos. Sin embargo, la recolección de los maderos no parece ser suficiente. En ciertos tramos de la playa se observan botellas plásticas y tonalidades negras en la orilla.

También hay pilas de desechos en Pradomar, aunque con menos basuras que en el muelle. En Salgar, en cambio, la playa luce más limpia. Los caseteros de este corregimiento estaban recogiendo, el jueves, los más recientes sedimentos y acumulándolos en la parte trasera de sus negocios para no espantar a los bañistas. Ellos esperan con ansias, así como los caseteros en el muelle y Pradomar, que la llegada de gente sea masiva este puente.

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